miércoles, 30 de abril de 2014

ESTOY DESNUDO, de TSUTSUI



En el 2006 se estrenó Paprika, una película de animé basada en la novela homónima de Yasutaka Tsutsui. Sin embargo, el gran éxito de animación oriental de aquel año fue Death Note: otro animé pero basado en un manga, muchísimo más "serio" que Paprika -que no significa más profundo-, pero con un coprotagonista que con sólo verle la cara nos acerca al gesto, la risa y la perturbación que encontramos en los relatos que el mismo Tsutsui eligió, a pedido de Atalanta, para este volumen.


La línea directa entre Ryuk, el demonio de Death Note, y estos relatos son, más que la cara, la actitud. En este libro tenemos humor de todo tipo: escatológico, bélico, humillante, intergaláctico, sexual. Y Ryuk, que tiene un aspecto de temer, es en realidad un demonio torpe, que deja su vida por una manzana roja y es un pésimo consejero. Con humanos alienados, demonios mitológicos o seres del espacio exterior, todos en situaciones extravagantes, Tsutsui desnuda el patetismo del ser humano. 


Al avanzar en la lectura vemos que no sólo es ridiculizar al hombre (tan solo el título nos da una idea de los lugares incómodos en los que nos planta Tsutsui): las historias parten del mismo silencio y ponen en escena al 'vacío', de la misma manera que los cortos en los 'Sueños de Akira Kawabata' cobran vida: parece no haber habido nada antes ni después de cada cuento. Es imposible pensar el despliegue de absurdo violento y angustia contenida de estos textos sin las bombas atómicas en el pasado cercano.


Y, por último, si bien cada vez hay más ofertas para los curiosos del Japón contemporáneo, este libro nos demuestra que podemos elegir algo más allá del Japón hiperoccidentalizado o el texto pausado, más pausado, que recuerda una y otra vez al estanque, el muro, la cosa zen. Tsutsui usa la parábola del chiste, pero cuando llega el remate ya pasamos por situaciones tan humillantes y a la vez reales, espejismos de lo que no decimos, que no sentimos el redoble que llama a la risa y podemos largarnos a llorar tranquilos. 

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