“Fugas. El fin del cuerpo en los comienzos del milenio” es
un abordaje del cuerpo: el cuerpo de la comunicación y la expresión, el cuerpo
como producto de la cultura, que cobra presencia a través de sus
manifestaciones, como la mirada, la escucha, el contacto, la gestualidad, la
voz, la conciencia de dolor y de placer.
El milenio se ha iniciado con una cantidad de recursos tecnológicos que intervienen en los procesos de construcción de la corporeidad. Teléfonos celulares, juegos de pantalla, comidas rápidas, han modificado la relación que mantenemos con nuestros cuerpos y, por ende, con nuestras subjetividades.
Para analizar los cambios ocurridos en la vida corporal, Daniel Calmels se vale de la idea de pasaje: el pasaje del cuerpo al organismo, de la metáfora alimentaria a la metáfora mecánica, de la escucha o la lectura al espectador-receptor, de los cuerpos estimulantes a la estimulación de los objetos.
En este sentido, aquí se postula que ha habido un deslizamiento de las acciones de cuidado a las acciones de control, del acordar al consentir, de la reflexión al reflejo, de lo escuchable a lo audible, de lo mirable a lo visible, entre otros.
La lectura de este libro nos ayuda a pensar la situación del cuerpo, de nuestros cuerpos, en los procesos de comunicación y de aprendizaje. Y, tratándose del cuerpo, no puede estar ausente la niñez. El desafío es favorecer la práctica de la ternura, del cuidado, de la demora, de la participación activa, de la creatividad, la eficacia, la corporización.
El milenio se ha iniciado con una cantidad de recursos tecnológicos que intervienen en los procesos de construcción de la corporeidad. Teléfonos celulares, juegos de pantalla, comidas rápidas, han modificado la relación que mantenemos con nuestros cuerpos y, por ende, con nuestras subjetividades.
Para analizar los cambios ocurridos en la vida corporal, Daniel Calmels se vale de la idea de pasaje: el pasaje del cuerpo al organismo, de la metáfora alimentaria a la metáfora mecánica, de la escucha o la lectura al espectador-receptor, de los cuerpos estimulantes a la estimulación de los objetos.
En este sentido, aquí se postula que ha habido un deslizamiento de las acciones de cuidado a las acciones de control, del acordar al consentir, de la reflexión al reflejo, de lo escuchable a lo audible, de lo mirable a lo visible, entre otros.
La lectura de este libro nos ayuda a pensar la situación del cuerpo, de nuestros cuerpos, en los procesos de comunicación y de aprendizaje. Y, tratándose del cuerpo, no puede estar ausente la niñez. El desafío es favorecer la práctica de la ternura, del cuidado, de la demora, de la participación activa, de la creatividad, la eficacia, la corporización.
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