En la aldea aburrida
En la aldea aburrida donde trabaja-
empleado en una casa de comercio,
jovencísimo- y donde espera
que pasen aún dos o tres meses,
aún dos o tres meses para que disminuya el quehacer,
y así trasladarse a la ciudad y lanzarse
al movimiento y las diversiones de inmediato;
en la aburrida aldea donde espera-
cayó a la cama esta noche preso de pasión amorosa;
su juventud toda inflamada por el deseo carnal,
en hermosa tensión toda su hermosa juventud.
Y en medio de su sueño vino el placer: en medio
del sueño ve y posee la figura, el cuerpo que quería…
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Comerciante alejandrino
Vendí cara la cebada podrida.
Esta Roma es el reino
del buen pago. Y llegué en abril,
me marcho en abril. No perdí tiempo.
El mar me parece un poco aburrido;
grandes nubes cubren el sol.
Pero ¿qué? Todo escollo es para mí una concha,
cada mar igual a un campo llano.
No temo las ráfagas de viento de costado.
Me río de tormentas y naufragios.
Alejandría la de amplias calles
a salvo me recibirá… ¡Ah, amigos, cuidado!
¡Lejos de la jarra! ¡Qué presuntuoso se deleita!
Después de la travesía sedienta está el alma de vino.
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