jueves, 27 de marzo de 2014

NINGÚN LUGAR ADONDE IR, de JONAS MEKAS (Caja Negra)


"Hasta este momento mi vida parece haberse deslizado por el mundo real sin participar, como ajena, desconectada. Incluso cuando me encontraba en el centro mismo de los acontecimientos, en realidad no estaba allí.

Mi única conexión con la vida son estos garabatos."



De vez en cuando, para equilibrar la balanza y contrarrestar con la discusión del compromiso en la literatura, reeditan un libro como éste. Un diario de once años (1944-1955) de Jonas, en el que la constante es el desplazamiento, sea a campos de trabajo forzado, altillos vacíos de posguerra, campos de refugiados, el Rin, Nueva York; en cada lugar, absorbido por el mundo. 


De Lituania a Long Island, de la sopa de gusanos blancos a la Coca Cola, de la cama de madera al trabajo en Emerson Plastics. Jonas cambia de espacio y avanza en el tiempo. La voz pasa de estar desconcertada a fugitiva; de hacer retratos sociales a bucear en la desolación. 

Jonas no tiene lugar adonde ir pero no por eso se detiene. Y la escritura, que también avanza, ya no trata de entender la realidad con ideas sino a través de sentidos. Inmerso en el mundo, Jonas ya está listo para desbordarlo como hará unos años después, volverse Mekas y, sin querer, enseñarnos que el compromiso es para los que pueden elegirlo.

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