Eva Illouz visitó Buenos Aires para presentar su nuevo libro
“Por qué duele el amor”. A continuación, una entrevista que mantuvo con Revista
Ñ (publicada el día 24 de septiembre de 2012) desde Jerusalén antes de su paso
por nuestro país:
Las nuevas formas del amor
Los cambios en la
familia y la sociedad acompañan la transformación del sentimiento amoroso, dice
Eva Illouz, la autora de “Por qué duele el amor”, poco antes de llegar a Buenos
Aires.
POR Pablo E. Chacon
Eva Illouz estudió en París y en Jerusalén donde es
profesora del departamento de antropología y sociología; también ha sido
profesora visitante de la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales y de la
Universidad de Princeton. Sus áreas de investigación comprenden la historia de
la cultura emocional, el significado moral de la modernidad tardía y el impacto
del capitalismo sobre la subjetividad. En los próximos días llega a la
Argentina para presentar su nuevo libro, Por qué duele el amor
(Katz Editores, en coedición con Capital Intelectual), y para dictar una
conferencia, el miércoles 24, en la Fundación OSDE: “Una nueva cultura de las
emociones. ¿A qué llamamos amor hoy?”. Esta es la entrevista exclusiva que
mantuvo con Ñ desde Jerusalén.
-Luego de estudiar largamente el tema, ¿qué definición daría del amor y del dolor que éste podría causar?
-Permítame distinguir entre amor y amor romántico. El amor romántico puede encontrarse en muchos textos antiguos, como una tradición codificada, con su propio género y sus propios héroes e historias. Esa tradición se remonta unos 500 ó 600 años en nuestra cultura y ha abarcado gran parte del campo que alguna vez estuvo reservado a las emociones religiosas. Pero en algún momento, en sintonía con el afianzamiento del capitalismo y la estratificación social, las cosas empiezan a girar en torno a una persona, única, que domina nuestros pensamientos y sentimientos a veces de forma obsesiva. Esa persona representa todo aquello que es perfecto, único, absoluto, total y eterno. Y los amores anteriores dejan de existir. En la cultura occidental elevamos ese tipo de amor trascendente a la categoría de un ideal. Al mismo tiempo, sabemos que es efímero y que puede ser destructivo. Y es por eso que se definen distintas formas de amor, el apego, por ejemplo. Como muchos otros, ubico el origen del amor romántico en la variante del amor cortés que surgió en Francia en el siglo XII. Pero también podemos pensar sus orígenes en los comienzos de la familia burguesa y el triunfo de la novela en el siglo XVIII. La historia de Tristán e Isolda es muy anterior, y esa pareja sin duda representa la idea del amor romántico. El amor romántico es una emoción casi violenta que nos vuelve locos y que quiere tomar posesión del otro. Es un sentimiento sublime. No es apego ni afecto, y nos hace sentir que nuestra existencia tiene una dimensión mucho mayor, que trasciende los límites convencionales. El amor, entonces, casi por definición, es doloroso, implica una pérdida de soberanía, de autonomía. Lo interesante es que nuestra cultura hace que el amor sea una cuestión central, al tiempo que vuelve menos legítimo el amor sublime, trascendente. ¿Cómo? Haciendo que la propia voluntad quede devaluada porque es otro quien la determina. La psicología popular, sumada al individualismo voluntarista, ha hecho de la experiencia tradicional del amor romántico una patología.
-¿El amor es una invención fechada o un elemento a priori de la condición humana? Si así fuera, ¿cuál sería la causa que lo desencadenaría?
-La forma cultural del amor cambia. Tomemos la famosa imagen del amor en Platón: la de El banquete. En ese texto, el amor no se presenta como una emoción que surge de forma repentina e interrumpe todo, sino más bien como algo gradual; algo que no apunta a una sola persona sino a muchas y en última instancia, a la verdad; algo que empieza en un plano exclusivamente físico y luego se hace espiritual, casi sin contenido emocional. Esta idea difiere mucho del tipo de amor romántico que codifica la cultura cristiana. El amor que genera una persona y es absoluto, leal, eterno, que se parece a la relación del creyente con su divinidad. El amor es una emoción, pero se la vive a través de guiones sociales que especifican cuando es exitosa, y que implica al papel de la sexualidad, la expresión, las reglas de cortejo. El amor siempre es objeto de regulación, por más que parezca estar por encima de la sociedad o más allá. En la modernidad, el individualismo está muy regulado en términos sociales, y el amor es una de las formas en que la gente construye su identidad. En la Edad Media, se lo hacía yendo a un monasterio. En la actualidad forjamos nuestra individualidad por medio de proyectos emocionales. El amor es una pieza clave de esos proyectos.
-Luego de estudiar largamente el tema, ¿qué definición daría del amor y del dolor que éste podría causar?
-Permítame distinguir entre amor y amor romántico. El amor romántico puede encontrarse en muchos textos antiguos, como una tradición codificada, con su propio género y sus propios héroes e historias. Esa tradición se remonta unos 500 ó 600 años en nuestra cultura y ha abarcado gran parte del campo que alguna vez estuvo reservado a las emociones religiosas. Pero en algún momento, en sintonía con el afianzamiento del capitalismo y la estratificación social, las cosas empiezan a girar en torno a una persona, única, que domina nuestros pensamientos y sentimientos a veces de forma obsesiva. Esa persona representa todo aquello que es perfecto, único, absoluto, total y eterno. Y los amores anteriores dejan de existir. En la cultura occidental elevamos ese tipo de amor trascendente a la categoría de un ideal. Al mismo tiempo, sabemos que es efímero y que puede ser destructivo. Y es por eso que se definen distintas formas de amor, el apego, por ejemplo. Como muchos otros, ubico el origen del amor romántico en la variante del amor cortés que surgió en Francia en el siglo XII. Pero también podemos pensar sus orígenes en los comienzos de la familia burguesa y el triunfo de la novela en el siglo XVIII. La historia de Tristán e Isolda es muy anterior, y esa pareja sin duda representa la idea del amor romántico. El amor romántico es una emoción casi violenta que nos vuelve locos y que quiere tomar posesión del otro. Es un sentimiento sublime. No es apego ni afecto, y nos hace sentir que nuestra existencia tiene una dimensión mucho mayor, que trasciende los límites convencionales. El amor, entonces, casi por definición, es doloroso, implica una pérdida de soberanía, de autonomía. Lo interesante es que nuestra cultura hace que el amor sea una cuestión central, al tiempo que vuelve menos legítimo el amor sublime, trascendente. ¿Cómo? Haciendo que la propia voluntad quede devaluada porque es otro quien la determina. La psicología popular, sumada al individualismo voluntarista, ha hecho de la experiencia tradicional del amor romántico una patología.
-¿El amor es una invención fechada o un elemento a priori de la condición humana? Si así fuera, ¿cuál sería la causa que lo desencadenaría?
-La forma cultural del amor cambia. Tomemos la famosa imagen del amor en Platón: la de El banquete. En ese texto, el amor no se presenta como una emoción que surge de forma repentina e interrumpe todo, sino más bien como algo gradual; algo que no apunta a una sola persona sino a muchas y en última instancia, a la verdad; algo que empieza en un plano exclusivamente físico y luego se hace espiritual, casi sin contenido emocional. Esta idea difiere mucho del tipo de amor romántico que codifica la cultura cristiana. El amor que genera una persona y es absoluto, leal, eterno, que se parece a la relación del creyente con su divinidad. El amor es una emoción, pero se la vive a través de guiones sociales que especifican cuando es exitosa, y que implica al papel de la sexualidad, la expresión, las reglas de cortejo. El amor siempre es objeto de regulación, por más que parezca estar por encima de la sociedad o más allá. En la modernidad, el individualismo está muy regulado en términos sociales, y el amor es una de las formas en que la gente construye su identidad. En la Edad Media, se lo hacía yendo a un monasterio. En la actualidad forjamos nuestra individualidad por medio de proyectos emocionales. El amor es una pieza clave de esos proyectos.
Para leer la entrevista completa: http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/Eva-Illouz-Por-que-duele-amor_0_795520456.html
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