miércoles, 12 de febrero de 2014

"Perfiles críticos", de Lytton Strachey


En 1918, Lytton Strachey publicó “Victorianos eminentes”, libro que barrió con el inmenso prestigio que hasta ese entonces gozaban ciertos paladines de una época, la de Victoria, marcada por la hipocresía y la complacencia. En la presente selección de ensayos, escritos entre 1903 y 1928, el autor nos muestra un flanco más amplio de su inigualable personalidad literaria. Al indagar en las inauditas corrosiones recibidas por la poesía de Blake a manos de sucesivos editores; al manifestar una admiración sin límites por Voltaire y desacralizar al venerado doctor Johnson; al desmadejar paso a paso ese tremendo enredo en el que Rousseau se vio envuelto hasta la posteridad; o al presentar, como quien no quiere la cosa, el mejor perfil de Stendhal que jamás haya escrito algún inglés, Strachey, el reinventor de la biografía moderna, se deja ver a sí mismo con insospechada claridad: su francofilia, su compromiso con la excentricidad inglesa, su admiración por el siglo XVIII, su desprecio por el engolamiento y la estrechez mental, todo ello se hace patente en las once magistrales piezas que componen este volumen, traducidas por primera vez al castellano.


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Lytton Strachey, indispensable crítico y biógrafo inglés, nació en Londres en 1880. Miembro de una numerosa familia de clase media alta, prácticamente se educó en casa, hasta que accedió al Trinity College de Cambridge. De ahí, una vez graduado, pasó a liderar el grupo de Bloomsbury, donde brillaron, entre otras personalidades, la escritora Virginia Woolf y el economista John Maynard Keynes. Aunque era homosexual, vivió una conmovedora relación amorosa con la pintora Dora Carrington. Al adoptar una actitud irreverente hacia el pasado, Strachey reinventó el arte de escribir biografías a través de Victorianos eminentes (1918). Luego publicó La reina Victoria (1921), Elizabeth and Essex (1928), Portraits in Miniature (1931) y una serie de trabajos críticos dedicados a la literatura que tanto amó, la francesa. Murió de cáncer al estómago en 1932, a los cincuenta y un años, en Ham, Wiltshire.


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