miércoles, 31 de octubre de 2012

Stephen King x 2



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En “El viento por la cerradura”, Stephen King vuelve a los paisajes fascinantes de Mundo Medio, la tierra de la maravillosa saga de La Torre Oscura, una de sus creaciones más impactantes.
De camino hacia las Baronías Exteriores, Roland Deschain y su ka-tet, Jake, Susannah, Eddie y Acho, el bilibrambo, tendrán que sobrevivir a una violenta tormenta justo después de cruzar el río Whye. Buscan un refugio para protegerse del vendaval y, para pasar las horas, Roland les cuenta dos historias sorprendentes que descubren más detalles de su propio pasado.
Durante su primer año de pistolero, cuando Roland intentaba superar el gran sentimiento de culpabilidad que le había causado la muerte de su madre, su padre le envió a investigar el caso de un metamorfo, un hombrepieles que estaba depredando la población de Debaria. Roland interrogó a Bill Streeter, un chico valiente pero aterrorizado y único testigo superviviente de la última matanza de la bestia. Para tranquilizarle y prepararle para la dura prueba que le esperaba al día siguiente, empieza a recitarle uno de Los cuentos mágicos del Eld que su madre solía contarle antes de dormir: «Una persona nunca es demasiado vieja para nutrirse de historias», le dijo a Bill. «Hombre y niño, niña y mujer, nunca somos demasiado viejos. Por ellas vivimos». Y así es la historia que narra Roland: la leyenda inolvidable de Tim Corazón Tenaz, un cuento que cobra vida también para nosotros.



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REDRUM. Esa es la palabra que Danny había visto en el espejo. Y aunque no sabía leer, entendió que era un mensaje de horror. Danny tenía cinco años. Y a esa edad pocos niños saben que los espejos invierten las imágenes y menos aún saben diferenciar entre realidady fantasía. Pero Danny tenía pruebas de que sus fantasías relacionadas con el resplandor del espejo acabarían cumpliéndose: REDRUM, MURDER, asesinato.
Danny sabía que su madre pensaba en el divorcio y que su padre se obsesionaba con algo muy malo, tan malo como la muerte y el suicidio. Su padre necesitaba aceptar la propuesta de cuidar de aquel hotel de lujo de más de cien habitaciones, aislado por la nieve durante seis meses. Hasta el deshielo iban a estar solos. ¿Solos?...

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