Para comprar el libro, hacé click acá. |
“¿Cómo es la evolución
de su trabajo después de los años 70?
Tendrían que decirlo ustedes… O tendrían que mostrarse en
Beaubourg. También hay una coherencia en mis filmes. Hay ciertos motivos,
cierta insistencia en la visión. Cierta gramática en la dirección. Estoy seguro
de ello. Al mismo es una obra abierta en todas las direcciones. Si consideran a
Buñuel, de nuevo, su visión permanece coherente, aun cuando sus filmes
surrealistas del comienzo, sus filmes de los años 50 en México y luego los de
los años 60 en Francia sean muy diferentes. Bastan veinte segundos de imágenes
para reconocer una película de Buñuel.
En usted el estilo no
prevalece sobre el tema.
El estilo no se fija en un rictus. Me burlo del estilo. La
sustancia de mis filmes está en otra parte. Pero no hay que malinterpretar mis
palabras: si nunca me preocupé por el estilo es porque el estilo,
inevitablemente, se impone a través de mí. No por el tema, sé que hay muchas
maneras de tratar un mismo tema. Los franceses que realizaron La marcha del emperador la hicieron con
una visión de la naturaleza completamente distinta de la mía. Y hay que
reconocer que hay cosas magníficas en esa película. El estilo se impone,
inevitablemente. Encuentra su camino sin que yo tenga que preocuparme por eso.
¿De dónde viene ese
estilo?
¿De dónde? ¿Puedo preguntarles de dónde viene el estilo de
su escritura manuscrita? ¿Se han planteado la pregunta? Si en cinco años veo
una carta escrita por usted, sabré que es suya.”
“Usted siempre habló de éxtasis, de “verdad extática”. ¿Qué quiere decir con eso? ¿Su meta es alcanzar ese éxtasis?
Detrás de las imágenes, detrás de la visión, detrás de la
historia, detrás de la gramática de la narración y la gramática de la imagen,
hay algo cuya experiencia el cine puede ofrecer en muy raras ocasiones, se toca
entonces una verdad más profunda. No pasa muy a menudo, pasa en poesía. Aun
cuando me haya alejado un tanto de él con los años –es un poeta para los que
tienen quince, dieciséis y diecisiete años–, al leer a Rimbaud se siente
instantáneamente que hemos rozado algo extático. Tocamos una verdad que está
detrás de las cosas. Algo que no necesitamos analizar. Lo sabemos de inmediato.
Y uno se siente inmediatamente iluminado. Rimbaud obviamente se interesaba
mucho en las iluminaciones. Pero los hechos no iluminan. Los hechos crean
normas. Sólo la verdad ilumina. Es la frase más breve de la Minnesota
Declaration, mi manifiesto sobre la verdad extática : Facts create norms, and
truth illumination.
¿La Minnesota
Declaration?
Es un manifiesto que escribí hace nueve años, para una
retrospectiva en el Walker Art Center, Minnesota, en Minneapolis. Yo tenía que
estar en ese momento en Sicilia, por trabajo. Con el desfasaje horario, no
podía dormir. A las tres de la mañana, prendí la televisión italiana y me topé
con una película porno. Una verdadera porno. Hard-core. Me dije que, de laguna manera, el porno se acerca más a
una verdad que muchos documentales, en particular los documentales que se ven
en la televisión. Limita con la verdad desnuda. Me senté y en veinte minutos
escribí la Minnesota Declaration. Unos días más tarde, tenía que estar en Minneapolis.
Había avisado que no quería llegar con las manos vacías.”
***
“¿Son muy diferentes
la realización de un filme y el montaje de una ópera?
No creo que debiéramos arriesgarnos a entrar en esos
detalles. Una ópera es lo más diferente posible de un filme. Por eso es que
nunca se logrará hacer un filme correcto a partir de una ópera. Muchos
directores de talento lo intentaron, todos han fracasado. Sin excepción. Y en
el futuro fracasarán también. Porque entre la ópera y el cine existen diferencias
fundamentales, aunque más no sea en materia de timing. La ópera y el cine se basan en nociones diferentes –lo digo
entre comillas– en términos de psicología y de emociones. La ópera no tolera
las emociones de naturaleza humana. No tolera sino las emociones muy elevadas,
estilizadas. Es como en matemáticas, hay axiomas. En la ópera, hay axiomas de
emociones. En el cine es diferente. Ambos no funcionarán nunca juntos.
Zeffirelli, Bergman, todos fracasaron. Y cualquiera que lo intente en el futuro
también fracasará.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario