No hay política sin una política sobre la memoria. Y más aún en un país como la Argentina, marcado por los enfrentamientos políticos. Pero la memoria también tiene un su propio abuso; pues nunca es neutra. En este libro Jorge Jinkis piensa este fenómeno, y se pregunta cual puede ser el equilibrio para una política de la memoria que mantenga presente la violencia del pasado, pero que a su vez no genere su propia violencia.
Se pregunta por los orígenes de la invención de la memoria como espacio político, las herramientas utilizadas para tal creación y por la propia historia de la memoria política, un conjunto de hábitos y prácticas que aspirando a una positividad plena, como toda acción, construye sus propios límites y negatividades. No es un espacio puro, al margen de las contingencias de su tiempo y de los efectos de su accionar. La pretensión de neutralidad veraz, justa y entendible por los objetivos que la memoria se propone, puede ser, paradójicamente, un escollo para su eficacia política. En este libro indispensable, de una inteligencia que a menudo asombra, Jorge Jinkis hace algo más arduo, y si cabe, más doloroso: sospecha que la memoria política, aun en plenitud y en acción, corre el riesgo de resignar su dignidad. Y sostiene que este destino se vuelve posible no solo por los enemigos de la memoria, sino también por los propios cultores si no hacen la historia de su práctica ni actualizan los efectos de sus políticas. “Violencias de la memoria”, entonces, interpela a la memoria desde su celebración, y lo hace para descubrir sus complejidades y amenazas, para extraer de su praxis un camino enriquecido que sepa responder a los peligros de una supervivencia inerte.
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