Han sido árbitros de amores desgraciados y jueces de odios viscerales. En sus entrañas se esconde la vida y la muerte a veces separadas éstas por la escasez ó exceso de sus dosis. Duermen al músculo y despiertan la fuerza, a la vez que desatan el deseo y promueven la venganza.
Ellas han sido inmóviles víctimas de nuestras ambiciones y desmesuras de nuestros afectos y desventuras. En ellas depositamos nuestras esperanzas para recuperar la salud perdida y también para promover la venganza aviesa.
Han sido nuestro pan y a su vez nuestra mortaja, objetos de nuestra codicia-como la loca especulación de los tulipanes- e impecable ejecutora de la desigual justicia de los hombres que hizo saborear a Sócrates la amarga sentencia de sus semejantes en la cruel muerte por la cicuta.
Esta es la historia de las plantas, silenciosos testigos de nuestras glorias y miserias.
Para comprar el libro, hacé click acá. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario