Yeonghye es una mujer aparentemente normal, joven, sin
mayores virtudes o defectos. Una noche, sin ninguna actitud previa que hiciera
suponer un cambio en su carácter, su marido la encuentra en la cocina tirando a
la basura toda la carne almacenada en el congelador. Cuando él la increpa por
lo que está haciendo, ella le dice que ha tenido un sueño y que abandonará la
ingesta de carnes. Su determinación es absolutamente radical e irrevocable,
pero el marido y la familia no están preparados para esta decisión ni para la
transformación que comienza a gestarse en Yeonghye a partir de ese momento.
“La vegetariana” es una novela con un fuerte componente psicológico, que cuestiona los límites culturales de la cordura, la violencia y el valor del cuerpo como un bien privado y último refugio.
“La vegetariana” es una novela con un fuerte componente psicológico, que cuestiona los límites culturales de la cordura, la violencia y el valor del cuerpo como un bien privado y último refugio.
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La carne es fuerte
En la novela La vegetariana (Bajo la Luna), una mujer
atrapada en un matrimonio chato y sin amor abandona la carne y se vuelve
herbívora. Dejar la carne es su modo de resistencia en un mundo donde conviven
por igual belleza y violencia.
Por Marina Mariasch. Página 12, 17 de mayo de 2013.
Han Kang, la autora de La vegetariana, estuvo en Buenos
Aires para presentar su novela en la Feria del Libro. Es una escritora joven
que integra la primera generación de literatura coreana que aborda las
cuestiones de la subjetividad. Antes, los autores escribían sobre temas
sociológicos e históricos.
Kang me saluda con la mano, lo cual me resulta algo distante
de su parte. Pero luego me explican que es un gesto de confianza. Podría
haberme hecho una simple reverencia. Este pequeño detalle da cuenta de la gran
brecha cultural que se abre entre nosotras y de las maneras en que las mujeres,
de uno y otro lado del planeta, pensamos las vías de escape del sistema en el
que vivimos inscriptas.
La protagonista de la novela y su marido están casados desde
hace cinco años. No se pelean, pero no están enamorados. La crisis se desata
cuando Yeonghye decide, a partir de un sueño sangriento y revelador, hacerse
vegetariana. ¿Es una búsqueda de fuga o de autodestrucción?
Es una búsqueda de purificación. Creo que la búsqueda de la
novela es la de pensar esa complejidad de la naturaleza humana donde pueden
convivir la inocencia y la crueldad. Trato de encontrar, también, un
entendimiento de la situación femenina. La mujer no tiene voz y el desinterés
del marido ya la hace encontrarse en un lugar de violencia. La carne ocupa el
lugar del poder, y mientras ella lleva a cabo esta acción extrema para buscar
su propia integridad, los que la rodean tratan de obligarla a ingerir carne. Su
padre, que es veterano de la guerra de Vietnam, le da una bofetada y le mete a
la fuerza carne en la boca con un tenedor. Es una de las escenas más violentas
de la novela. La carne representa una amenaza, la violencia, pero también es el
cuerpo, la fuerza. ¿No cree que al dejar la carne, Yeonghye, la protagonista,
no se convierte casi ella misma en un vegetal y abandona también su deseo, su
subjetividad, su sexo? Se despoja de sí...
Su postura en ese sentido no es activa. Ella es observada y
descripta por los que la rodean con cierta incomprensión. Primero por el
marido, de una manera fría y realista. Después por el cuñado, que es un
videoartista y se obsesiona con la marcha mongólica del muslo de Yeonghye y
quiere hacer un documental sobre ella. Y por último por la hermana, que es con
quien mantiene la relación más íntima. En el medio pasa una temporada en un
psiquiátrico. Es un ser enteramente manipulado por los demás. Hay algo en su
postura que puede entenderse como sumisión, pero en realidad ella se cuestiona
si el camino no será a través de la contemplación.
¿Qué lugar juegan en esa manipulación las instituciones? La
familia, el matrimonio, la salud mental...
Corea tiene una larga tradición familiar, la familia sigue
siendo la base de la sociedad, pero está claramente en decadencia. La
influencia del capitalismo hizo que se derrumbara muy velozmente la ética de la
tradición. Hay un ritmo mucho más acelerado, cargado de ansiedad y angustia,
soledad e individualismo. Pero desde el año pasado hay una especie de moda por
volver a la reflexión y “curarse”, de parar un poco y volver a mirar fijamente
su propia interioridad sin engaños.
¿Cómo es la escena de la literatura en contemporánea en
Corea? ¿Hay espacio para lo que escriben las mujeres?
Hay muchas mujeres escribiendo y publicando en Corea en este
momento, es una escena muy dinámica y hay diferentes estilos. Hay muchas
escritoras de veintipico que ya publican. El público lector también está en su
mayoría conformado por mujeres. Hay pocos rasgos en común; lo que se puede
señalar es que ésta es una generación que apunta a cuestionarse qué es el
hombre. Preguntas de orden ontológico, después de haber vivido muchos años bajo
la dictadura. Para mí, escribir tiene algo de deambular. Doy pasos hacia
adelante con preguntas ardientes o frías, y a veces doy pasos hacia atrás. A
veces vuelvo al punto de partida. Creo que es necesario que transcurra el tiempo.
Para escribir, voy a seguir deambulando llena de preguntas.
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