jueves, 22 de diciembre de 2011

Dos libros de César Aira


Sabemos que probablemente este post esté ya desactualizado porque el prolífico autor puede estar lanzando un nuevo libro en este momento. De todas formas, queremos presentarles un par de libros de César Aira.

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“Un náufrago se hallaba solo en una isla, desde hacía tiempo, no había podido decir cuánto porque había perdido la cuenta. Tampoco podía decir si realmente era una isla. Había llegado a tierra por la playa frente a la cual seguía estacionado pasados los días, las semanas de esos días sin nombre ni número, quizás los meses. Nos los años, de eso estaba seguro (o casi seguro) porque con los años se envejecía, se cambiaban las perspectivas, las opiniones, la visión del mundo, y él no lo había hecho…” Por nuestra parte, ¿será la historia de un náufrago la que estamos leyendo? ¿Estaremos, aquí, sentados con el libro en la mano? ¿Y si estamos en Año Nuevo? ¿No convendría ir organizando la fiesta? ¿O preparando la fuga?


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“La llegada de Steryx era muy esperada, tanto por ser una de las luminarias más rutilantes que asistirían al evento porque en el país, que se jactaba de haber sido el primero del mundo en apreciarlo en su justo valor, tenía seguidores entusiastas, casi una secta, de las que se apenan cuando su ídolo accede al reconocimiento general. No era tan general en el caso del belga, que seguía siendo un director de culto, para entendidos; pero ese entendimiento ya se había hecho global. El “descubrimiento” de que había sido objeto en el país, años atrás, había sido más bien una revaloración: ese autor de filmes europeos de ciencia ficción clase B, que parecían imitar con torpeza (o cinismo) las producciones del género de los años cincuenta, en realidad era un adelantado, “el Antonioni del espacio exterior”, un nuevo Mélies. Aun después de su aclamación crítica, y la confirmación de su genio en una serie de obras maestras, una cierta ambigüedad seguía flotando sobre su trabajo. Y de la ambigüedad se difundía el misterio, lo que hacía tan deseable para sus apóstoles nativos su presencia física.”

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